Pocas afecciones atraen tanta atención —y controversia— como el trastorno del espectro autista (TEA), especialmente entre los padres de niños pequeños. Las personas con TEA tienen dificultades para desarrollar relaciones sociales normales, usan el lenguaje de forma anormal o no lo usan en absoluto y muestran comportamientos restringidos o repetitivos. Es posible que les resulte difícil comprender los códigos sociales o imaginar lo que otras personas podrían estar pensando, lo que puede hacer que las interacciones sociales sean difíciles.
Debido a que es un espectro, las personas con TEA experimentan una serie de síntomas y el trastorno afecta sus vidas de diferentes maneras. Como resultado, han surgido muchos mitos y malentendidos sobre el TEA, sus causas y cómo afecta a las personas en diferentes etapas de sus vidas. Estos son siete de los mitos más comunes sobre el autismo y lo que deben saber las personas con autismo y quienes les brindan apoyo.
Mito n.º 1: Solo los niños varones tienen autismo
El TEA se produce en aproximadamente 1 de cada 36 personas en los Estados Unidos y es cuatro veces más frecuente entre los niños que entre las niñas. Pero las niñas pueden tener TEA. Otra afección que los padres deben tener en cuenta es el síndrome de Rett, que es mucho más frecuente en las niñas que en los niños. El síndrome de Rett tiene muchas similitudes con el TEA, con algunas diferencias notables. Específicamente, casi todas las personas con síndrome de Rett suelen tener discapacidades intelectuales.
Mito n.º 2: Todas las personas con TEA también tienen discapacidades intelectuales
Las discapacidades intelectuales y el TEA no son lo mismo. Las discapacidades intelectuales son más frecuentes en personas con TEA, pero no todas las personas con TEA tienen una discapacidad intelectual, y no todas las personas con una discapacidad intelectual tienen TEA. El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es otra afección que a menudo, pero no siempre, se superpone con el TEA.
Los síntomas que se alinean con estas afecciones generalmente se hacen evidentes un poco más tarde en la vida. Para los padres, el primer signo a tener en cuenta es el retraso en el desarrollo del lenguaje. Otros indicadores tempranos incluyen comportamientos repetitivos, la necesidad de rutinas y diferencias en el procesamiento sensorial en relación al ruido, la luz y la textura. Pero es importante tener en cuenta que estas cosas pueden ser signos de una amplia gama de afecciones. Y en muchos niños, estos signos no son signos de ninguna afección.
Mito n.º 3: Los “cerebritos”, tanto niños como adultos, tienen TEA
La frase “en el espectro” se ha convertido en abreviatura para describir a alguien que puede ser un poco tímido o socialmente torpe, o que puede estar intensamente interesado en ciertos temas. Estas personas a menudo no tienen TEA.
La cultura pop tiende a retratar a las personas con autismo como personas con capacidades extraordinarias: prodigios musicales o genios matemáticos. Algunas personas con TEA tienen habilidades únicas, pero no son superpoderes. Es útil pensar menos en el TEA como un “trastorno” y más como una “diferencia”. A veces, esas diferencias pueden ser útiles en ciertas situaciones, pero todos somos personas con nuestras propias personalidades y habilidades únicas.
Al mismo tiempo, un diagnóstico de TEA puede ser una herramienta poderosa para las personas y sus familias. No hay pruebas de laboratorio para diagnosticar el TEA. En su lugar, se basa en la presencia de varias características. Este diagnóstico puede ser útil, ya que los padres buscan servicios e intervenciones para obtener el apoyo que el niño necesita, incluida terapia del habla, terapia ocupacional y más.
Mito n.º 4: Solo los niños tienen TEA
El TEA perdura en la persona durante toda la vida y el impacto de la afección cambia a medida que las personas envejecen. Las personas aprenden a transitar por situaciones sociales que evolucionan a medida que crecen, que incluyen los años de la adolescencia y el ingreso al lugar de trabajo cuando pueden hacerlo. Un área en la que los adultos jóvenes con TEA a menudo necesitan apoyo es la del uso del sistema de atención médica. A menudo, las personas pasarán de un pediatra a un psiquiatra para continuar con el tratamiento y la medicación a medida que entran en la edad adulta.
Mito n.º 5: No hay tratamiento para el TEA
Los médicos aún no saben cuál es la causa exacta del TEA. Sabemos que ocurre con más frecuencia en hermanos y familiares, pero puede afectar a cada integrante de la familia de manera diferente. Es cierto que para las personas con diagnóstico de TEA, no hay tratamientos médicos específicos que recomienden los médicos. Sin embargo, hay varias formas probadas de ayudar a las personas a mejorar su calidad de vida, incluidos enfoques basados en el comportamiento y medicamentos que pueden ayudar a controlar la ansiedad y los comportamientos impulsivos. Las personas con TEA a menudo se benefician de conversaciones o “guiones” practicados para ayudar a guiarlas en situaciones sociales.
A menudo, los padres buscan tratamientos alternativos para los niños con TEA. Algunas de estas intervenciones pueden ser perjudiciales. Es importante hablar primero con un médico y probar cosas de a una a la vez para asegurarse de que entiende el efecto que tiene cualquier intervención específica.
Mito n.º 6: Las vacunas causan TEA
Las vacunas no causan TEA. Hay una gran cantidad de investigaciones de alta calidad para respaldar la falta de conexión entre las dos. Una razón probable por la que este mito persiste es que muchos padres comienzan a notar los signos de TEA aproximadamente en la misma época en que sus hijos comienzan a recibir vacunas para diversas enfermedades. A pesar de esta coincidencia, es esencial que los niños reciban las vacunas necesarias para protegerse a sí mismos y a los demás de las diferentes enfermedades infecciosas.
Mito n.º 7: El TEA está causado por una mala crianza
Durante décadas, hemos sabido que la “crianza incorrecta” no contribuye ni causa TEA. Los padres y cuidadores desempeñan un papel esencial en ayudar a sus hijos a tener éxito y desempeñan un papel importante en la forma en que sus hijos interactúan con el mundo, pero sus acciones no causan TEA.
Al igual que cada uno de nosotros, cada persona con TEA es única. Cuando nos encontramos con personas con TEA donde están y encontramos formas de conectarnos con ellas, a todos nos va mejor.
Para obtener más información sobre el trastorno del espectro autista, visite la página de los Manuales o la página de Datos clave sobre el tema.